Hoy en día, la asesoría es una parte fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de todos los niveles educativos, acentuándose más en el nivel medio superior y superior, con la finalidad de ayudar a los estudiantes a encontrar su propio desarrollo.
En todo este proceso formativo, el docente es quien juega el rol principal, ya que no debe de descuidar en ninguna forma, los tres ejes fundamentales, en los que se establece el proceso de asesorías (Comunicación, Emocionalidad y Formación).
La comunicación es un eje rector en el proceso de asesorías, el cual como docentes solemos olvidar con mucha facilidad, ya que estamos acostumbrados en que durante las clases, se realice a través de una sola vía y dejamos de lado la interacción verbal con nuestros estudiantes.
Durante las asesorías es fundamental abrir asertivamente este canal de comunicación y estar dispuestos a una escucha integral o activa, donde se involucren todos nuestros sentidos, de tal forma, que al igual de ser un excelente observador del lenguaje verbal, también lo debemos de hacer con el no verbal tanto de forma individual como grupal, con el objetivo de percibir con claridad los mensajes emitidos y así poder realizar una interpretación correcta de ellos.
Otro factor fundamental es la fluidez con la cual el asesor ayuda al alumno a resolver sus inquietudes o problemáticas, en medida de sus posibilidades y en caso de no poder hacerlo, se tendrá que canalizar a la instancia correspondiente.
Los seres humanos somos 100% emocionales, así que, nosotros como docentes o asesores, no quedamos fuera de este parámetro, por lo tanto, debemos de estar emocionalmente preparados para cualquier situación ya sea favorable o desfavorable y tratar siempre de mantener un equilibrio que nos permita actuar siempre profesionalmente, ante las emociones de nuestros propios alumnos, con el objetivo de lograr una asesoría afectiva.
Las instituciones educativas, son un centro de estímulos visuales, verbales auditivos y kinestésicos, los cuales pueden impactar de forma positiva o negativa en el desarrollo de nuestros estudiantes, por lo tanto es necesario, la generación de escenarios positivos para su formación, donde el papel de un buen docente – asesor es indispensable para su buen desarrollo, ya que es dentro de esta interacción donde se tiene la gran oportunidad de orientar la actitud de los alumnos de forma abierta y sin perjuicios y una disposición hacia el trabajo colaborativo, donde se promuevan los valores y actitudes positivas.
Dentro de todo este proceso el imprescindible que el docente – asesor este en una constante preparación, ya que es muy común cometer algunos de los siguientes errores:
- Dar consejos cuando el alumno no tiene claro lo que le pasa.
- Influir en el comportamiento mediante la persuasión o la argumentación.
- Bombardear al alumno con preguntas, porque se siente agredido o diagnosticado.
- Suministrar información de forma excesiva.
- Influir en la conducta mediante advertencias u amenazas.
- Incurrir a entrevistas innecesarias.
- Manejar la asesoría como una sesión de psicoterapéutica.
En conclusión, nosotros como docentes tenemos una gran responsabilidad en desempeñar adecuadamente, nuestra función como asesores y no debemos de olvidar que nuestros alumnos lo que esperan de nosotros es una entrega total, desinteresada y transparente, en el momento en que interactuamos con ellos en las sesiones de asesoría, tratemos de ayudarlos lo mejor posible a encontrar por ellos mismos su visión y misión en esta vida.
Este post especial para nosotros por que fue escrito por Claudia Patricia Vázquez Franco Alumna de la Maestría en Educación del Centro Universitario de Educación a Distancia A.C.
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